miércoles, 30 de noviembre de 2022

La identidad de Jesús en el Evangelio según San Marcos


¿Quién es Jesús?
  

Secreto y revelación

           El evangelio de San Marcos puede ser analizado en dos grandes partes que denominaremos: Secreto Mesiánico y Revelación del Secreto. Esta división la podríamos realizar tomando la siguiente referencia:
Mc 8, 27-30
“Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: algunos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías o alguno de os profetas. Entonces Jesús les preguntó: ¿y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Pedro le contestó: Tu eres el Mesías. Pero Jesús les dijo con firmeza que no conversaran sobre él”.


En este texto podemos resumir la temática denominada el secreto mesiánico. Como se puede observar el tema está relacionado con la identidad de Jesús. A lo largo de los capítulos del 1 al 8 del evangelio de San Marcos se pone de manifiesto la intriga que genera Jesús con sus contemporáneos.  Por ejemplo la gente se admira porque “hablaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la Ley” (Mc 1, 22).  Incluso las personas se preguntaban si la enseñanza de Jesús no era una “nueva doctrina” (Cf. Mc 1, 27).

“Yo sé tú eres el Santo de Dios” (Mc 1, 24)

            Estas palabras son las que le dirige un Demonio a Jesús. Este personaje no puede revelar la identidad de Jesús, quién le ordena callar y abandonar al hombre que poseía. Los demonios o espíritus impuros obedecen a Jesús porque conocen su poder.
            Los enemigos de Jesús dicen que él realiza sus milagros con el poder del propio demonio. Esto demuestra claramente que no conocen a Jesús. Para explicar que es en el nombre de Dios que él realiza sus obras Jesús realiza el siguiente razonamiento: “¿cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación está con luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie. De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin”. (Mc 3, 23-27).

¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen? Mc 4, 41
            En este sentido podemos ver que los demonios temen al poder que Jesús en persona representa. ¿En qué consiste tal poder? ¿De qué modo San Marcos lo expone? Cuando se menciona el poder debemos pensar en alguien capaz de gobernar. Los israelitas contemporáneos de Jesús esperaban que Jesús tuviera el poder de echar a los romanos que invadían su país. Sin embargo, Jesús da a entender que su poder es muy distinto del que ellos imaginan. Veamos algunos ejemplos.“Poder para perdonar pecados” Mc 2, 10
            En el relato de Mc 2, 1-12 se presenta una interesante escena. Jesús enseña en su casa y unas personas llevan a un amigo paralítico en una camilla. Ellos esperan que Jesús cure su enfermedad. De tanta gente que había no podían acercarse a Jesús por la entrada principal. Suben al techo, lo rompen y con unas sogas hacen descender al enfermo para dejarlo frente a Jesús.
            Todas las personas esperan “el milagro”. Sin embargo, Jesús solo dice “se te perdonan tus pecados”. Estas palabras no hacen que el paralítico camine. La gente estupefacta empieza a preguntarse en su interior quién se cree Jesús que perdona los pecados. Solo Dios los perdona.
            Jesús conoce lo que piensan. Entonces declara “ahora sabrán que el hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar pecados” y a continuación añadió: “levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Recién en este momento el paralítico queda curado de su enfermedad.
            De todo el relato podemos concluir. Que el poder de realizar milagros no es más importante que el poder de perdonar los pecados. La misión de Cristo es curara a los hombres de la verdadera enfermedad: el pecado.
            La siguiente cita justifica nuestra conclusión:
En síntesis
            De acuerdo con lo mencionado hasta aquí podemos recapitular los siguientes elementos particulares del tema “el secreto mesiánico”.
            En primer lugar se trata de conocer la persona de Jesús. En los primeros ocho capítulos de San Marcos resuena en muchas ocasiones que la gente se pregunta ¿Quién es éste? Queda muy claro que toda acción de Jesús llama mucho la atención. Jesús genera una intriga grandísima en sus contemporáneos.
            Ahora bien, a pesar de  las intrigas Jesús realiza acciones muy concretas de su propia identidad. Por ejemplo, expulsa demonios, perdona los pecados, calma la tempestad. En este sentido Jesús va preparando “el terreno” para darase a conocer abiertamente, poco a poco, en la segunda mitad del Evangelio.

Revelación del Secreto

Mc 2, 15-17
“Jesús estuvo comiendo en la casa de Leví, y algunos cobradores de impuestos, y pecadores estaban sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos; en realidad eran un buen número. Pero también seguían a Jesús maestros dela Ley del grupo de los fariseos, y, al verlo sentado a la misma mesa con pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los discípulos: ¿qué es esto? ¡Está comiendo con publicanos y pecadores!. Jesús lo oyó y les dijo: no es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores".

Verdadero hombre y Verdadero Dios


            Las intrigas sobre la identidad de Jesús van alcanzando su máxima expresión. En la primera parte de este trabajo habíamos señalado la cita que nos permitía hacer un división en el Evangelio según San Marcos, es decir, Mc 8, 27-30.
            Jesús interroga a sus discípulos más cercanos qué dice acerca de él. Las respuestas son muy variadas. En este diálogo, podemos colocarnos nosotros como participantes activos del mismo. Nos preguntamos: ¿Quién es Jesús? Las respuestas que podamos dar cada uno serán también muy variadas. Dependerán de la experiencia, del conocimiento cada uno haya adquirido sobre Jesús.
            No obstante, la variedad de respuestas que podamos dar cada uno de nosotros debemos mantener algunos puntos bien claros. Veamos cuáles son. En primer lugar, Jesús de Nazareth es una persona histórica. Las fuentes históricas han confirmado su existencia. Para citar a una de ellas podemos nombrar  al historiador  Josefo Flavio, contemporáneo de Jesús.
            En segundo lugar, Jesús fue reconocido por los Israelitas como un verdadero Mesías. Esperaban que él los liberara de la opresión romana. Esta perspectiva se la puede observar en todos los evangelios sinópticos
            En tercer lugar, tenemos que tratar de entender que Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios. En esta sección intentaremos dar una explicación de cómo es que podemos hacer tal afirmación.

Hijo de Dios – Hijo del hombre

            En la lectura del evangelio podemos notar los títulos “Hijo de Dios e Hijo del hombre”. Jesús en muchas de las ocasiones en las que se refiere a sí mismo utiliza el título hijo del hombre. Sin embargo, la introducción del evangelio nos presenta a Jesús cómo hijo de Dios. Entonces nos preguntamos qué significan estos títulos; por qué estas diferencias.
            El título hijo de Dios tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. Los reyes de Israel eran denominados como hijo de Dios debido a su predilección para realizar dicha función. Sin embargo en el evangelio podemos ver que este título adquiere un nuevo significado.
            Podemos observar cuatro momentos en los cuales se hace referencia a Jesús como Hijo de Dios: a) Introducción al evangelio
b) En el bautismo de Jesús. Se da una situación particular. Desde el cielo una voz declara: «Tú eres mi Hijo, el Amado, mi Elegido.»
c) En la transfiguración se da la misma situación particular y la voz del cielo declara: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.»
d) Por último, en la crucifixión de Jesús, el soldado romano que se encuentra a los pies de la cruz exclama: “en verdad este era Hijo de Dios”

            El hecho de que la Voz del cielo proclame “este es mi hijo” da a entender que el Padre revela la naturaleza divina de Jesús. De esta manera podemos asegurar que Jesús es Verdadero Hombre, debido a que nace de María, sufre, se alegra e incluso muere como hombre. No obstante, creemos que Jesús es, además, Verdadero Dios, es decir, tiene la misma naturaleza divina de Dios-Padre.
            Podemos reconocer la naturaleza humana de Jesús cuando se muestran sus sentimientos: siente hambre, cansancio, se enoja, se ríe, llora, etc. Por otro lado, podemos reconocer la naturaleza divina de Jesús debido a lo planteado anteriormente. No obstante, es importante el testimonio que reciben los apóstoles de parte del Espíritu Santo.
  
Pasión Muerte y Resurrección.
            Los tres últimos capítulos de evangelio de Marcos nos relatan el misterio más grande de la fe cristiana. Se trata de la Pasión, muerte y resurrección de Jesús. Este acontecimiento se debe entender como un acontecimiento histórico, pero además como un dogma de fe. A continuación intentaremos explicarlo.

Acontecimiento histórico
            Afirmamos que se trata de un acontecimiento histórico porque Jesús de Nazareth existió realmente en un contexto histórico determinado. En este sentido podemos leer el evangelio según San Lucas y veremos cómo este evangelista coloca la historia de Jesús en el contexto de la historia universal. En esta cita notamos que Lucas coloca la historia de Jesús en el contexto de la historia de mundo bajo el imperio romano.

Acontecimiento de fe
            Afirmamos que la resurrección de Jesús es un acontecimiento de fe porque creemos que Jesús está vivo en el cielo. No podemos pensar en pruebas como si se tratara de un hecho de la física. Tenemos su testimonio y el testimonio de miles de personas que cambiaron sus vidas debido al “encuentro personal con Jesús”.
            ¿Podemos afirmar que la tumba vacía de Jesús es una prueba fehaciente de su resurrección? No podemos hacer tal afirmación. Sin embargo, podemos decir que la “tumba vacía” es la esperanza de la resurrección. Además es el testimonio de las personas que se encontrado con Jesús personalmente. Los católicos creemos que Jesús está presente en los pobres, en los sacramentos, en el cura que consagra los sacramentos y en las personas que creen en él.













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